¿Has jugado a.¿Katana Zero?
Hay pocos juegos en los que piense tan a menudo como en Katana Zero. ¿Sabes cuando algo se te mete en la cabeza y se queda ahí? Teniendo en cuenta que han pasado tres años desde el lanzamiento de Katana Zero, supongo que ha llegado un punto en el que su cepillo de dientes está junto al mío. Y ni siquiera por las razones que cabría esperar. Sí, su acción de desplazamiento lateral es tan suave que debería ir acompañada de una advertencia sobre el colesterol. Su banda sonora es sublime. Su aspecto precioso. Pero para mí, lo más interesante es la historia.
O más bien el concepto, supongo. La historia es grandiosa, claro, pero el gancho central es fenomenal. Verás, en Katana Zero juegas como un samurái. O mejor dicho, un tipo que se disfraza de samurái y se hace llamar «El Dragón». O mejor dicho, un asesino muy peligroso y capaz al que le gusta llevar un kamishimo mientras abre el estómago a matones en un club nocturno. Todas las mañanas recibe un contrato de su terapeuta (comportamiento normal). Todas las noches vuelve a su sórdido apartamento para ver la tele y mantener conversaciones conmovedoras con el hijo de su vecino.
Pero, ¡ah! Esta es la parte que más me gusta. Eres muy adicto (dependiente, incluso) a una droga que distorsiona el tiempo y proporciona un contexto narrativo para tu capacidad de reiniciar encuentros después de que te disparen una bala en tus partes blandas. Es un poco schlocky, pero en una especie de «película de ciencia ficción de los 80» que realmente me atrae. ¿Y si el tiempo bala fuera real, pero su uso te desplazara del tiempo? Eso es lo que más me gusta. ¿Qué pasaría si esta mecánica de videojuego tan común (troposa, incluso) fuera posible? ¿Cómo se convertiría en un arma? ¿Qué efecto tendría sobre aquellos a los que se impusiera?
Te hace pensar, ¿verdad? El juego recibirá un DLC gratuito muy pronto. ¿Más cosas para reflexionar? Sí, claro.