La alegría de ir a nadar en Tomb Raider

La alegría de ir a nadar en Tomb Raider

Hay un viejo tópico de la mitología de los videojuegos -seguro que lo conoces- que cuenta que Shigeru Miyamoto perfeccionó el movimiento en las aventuras 3D de Mario en sus inicios con Super Mario 64. Core Design hizo lo mismo con el Tomb Raider original en 1996. Ahora nadie habla de ello, mientras que la historia de Mario perdura. Posiblemente porque Nintendo no hizo un sinfín de secuelas idénticas durante la década siguiente ni puso el careto de Mario en la portada de The Face.

En realidad, el fontanero italiano y el sepulturero inglés estaban igual de seguros de que si todos sus movimientos estaban disponibles desde el principio sin necesidad de desbloquearlos, eso era suficiente. Ambos juegos eran -y siguen siendo, después de un cuarto de siglo- el ideal platónico de sus personajes. Y tenían secciones de natación jodidamente buenas.

El debut de Lara Croft es, obviamente, un swimulator disfrazado de juego de plataformas de acción y aventura. Más que nada, lo que demuestra que Core lo tenía claro desde el principio es un movimiento superfluo y elegante del repertorio de Lara: el salto del cisne. Usar el salto en cualquier lugar que no sea directamente sobre el agua tiende a resultar en una muerte grácil, aunque desafortunadamente humorística.

Sin embargo, si apuntas bien, la mejor arqueóloga del mundo demostrará su potencial olímpico y te dejará pulsando Arriba, Alt y Mayúsculas al mismo tiempo mientras intentas darte una palmadita en la espalda. La zambullida del cisne es Core diciéndonos que está bien hacer el tonto en el gimnasio de la jungla que ha creado, como si necesitáramos su permiso.

Tomb Raider es lo contrario de los mundos abiertos actuales. Encierra a Lara en una serie de niveles cada vez más intimidantes y voluminosos, diseñados para adaptarse a sus giros laterales, volteretas y saltos. Core parece haberse dado cuenta de que esto podría resultar un poco claustrofóbico, con todos los animales aleatorios corriendo detrás de ti a través de las tumbas.

Debe ser por eso que inundó partes de estos lugares húmedos con aguas extrañamente brillantes y claras para explorar, casi como si Lara se hubiera topado con un antiguo centro de ocio que San Francisco de Asís construyó en su tiempo libre. Encontrar un tramo de H20 en el que saltar corriendo siempre proporciona una práctica vía de escape para evitar a los osos, gorilas o enormes dinosaurios pisoteadores que parecen salir de la nada para perseguir a Lara.

Sí, la paz de guiar a Lara por las zonas acuáticas de Tomb Raider puede verse interrumpida por algún que otro cocodrilo que pase por allí. No importa, porque la natación es muy atmosférica y resulta muy satisfactoria en acción. En tierra, guiar a Lara por la mampostería o a través de abismos debe parecer pesado y peligroso, y es probable que acabe en una empinada caída hacia su perdición si no la alineas correctamente.

Salir a la superficie del agua es un cambio de ritmo; si no fuera por el ruido del líquido y la visión de algunas burbujas a su alrededor, podrías confundir la braza de Lara con el vuelo. Siempre existe el leve peligro de ahogarse mientras buscas interruptores o botiquines pero, oye, ¿por qué no olvidar el resto del nivel y disfrutar de un agradable chapuzón?

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